19 de septiembre de 2005

Termodinámica de la muerte

Abstract
Este artículo presenta los fundamentos termodinámicos que sostienen la espontaneidad de la muerte en los seres humanos. No nos hemos de referir a otras especies debido a la carencia de información empírica relevante. Con base en la ecuación deducida por Albert Einstein en 1905, se realizó un cálculo de la equivalencia energética del alma humana, sobre el que es posible afirmar que la muerte es un evento termodinámicamente favorecido, y por ende, espontáneo.


Definición de Energía en el Sistema Internacional de Unidades

En 1905, Albert Einstein dedujo la equivalencia masa-energía en la forma de la famosa ecuación:

E=mc²


En el Sistema Internacional de unidades (SI), la magnitud de una determinada energía se mide en Joule [J]. Sin embargo, en la ecuación de Einstein no resulta tan evidente, de manera que deduciremos la unidad de medida de energía utilizada, como paso previo al desarrollo de los conceptos que nos interesan. Para diferenciar la operatoria de magnitudes de la operatoria de unidades de medida, estas últimas se nomenclarán entre paréntesis rectos.

Considerando la ecuación de Einstein, ya conocida, es fácil ver que la energía E se obtiene como un producto de una masa m y el cuadrado de una determinada velocidad c, que corresponde a la velocidad de la luz en el vacío. En el SI, la masa m se mide en kilogramos [kg], mientras que la velocidad de un cuerpo cualquiera se mide como una razón entre la distancia recorrida por éste, en metros [m], y el tiempo que demora en recorrer dicha distancia, en segundos [s]; es decir, la velocidad se mide en [m/s]. Al operar algebraicamente la ecuación de Einstein con las unidades descritas, vemos que:

E=[kg][m/s

Lo anterior es equivalente a:


E=[kg][m²/s²]

Matemáticamente, la expresión antecedente puede reescribirse como:


E=[kg·m/s²][m]

En el SI, la unidad de fuerza es el Newton, [N], que equivale a [kg·m/s²]. De este modo, podemos decir que:

E=[N][m]

Se ha definido el Joule [J] como la unidad estándar de trabajo. Conceptualmente, la energía de un cuerpo se define como la capacidad de éste para realizar un cierto trabajo W. En términos matemáticos, el trabajo W se expresa como el producto de una cierta fuerza F por la distancia dx sobre la que dicha fuerza es ejercida. La operatoria algebraica de las unidades de fuerza y distancia, a partir de la relación W=F·dx, equivale a W=[N][m]. Entonces, deducimos que:

W=[N][m]=[J]

Dado que el trabajo W es análogo a la energía E, la unidad de energía que utilizaremos es el Joule.
Energía del alma humana

Experiencias ampliamente descritas han confirmado empíricamente que, en el preciso momento de la expiración, el cuerpo humano pierde una masa equivalente a 21,00 gramos. Este fenómeno permanece sin ser explicado por métodos científicos. Sin embargo, una aproximación holística sugiere, sobre la base de un conocimiento filosófico, que esta masa perdida por el cuerpo corresponde exactamente al peso del alma humana.

Se considera que el alma es el principio de animación del ser humano, y de todo cuanto posee vida. Por ende, es el principio que distingue de manera radical, taxativa y perentoria el mundo de lo vivo del mundo de lo esencialmente inerte. En el momento de la muerte, un cuerpo vivo pierde este principio de animación, convirtiéndose de este modo en un objeto íntegramente susceptible a las leyes físicas y químicas que explican los procesos de descomposición que suceden a tal evento.

Utilizando la ecuación de Einstein, y asumiendo como verdadera la hipótesis del peso del alma, es posible deducir cuantitativamente que ésta incorpora en sí misma un cierto principio energético de gran magnitud. Sabiendo que E=mc², consideramos la siguiente información:
  • m = 21,00 [g] = 0,021[kg]
  • c = 2,99×10^(8) [m/s]

Al reemplazar los valores de m y c en la ecuación de Einstein, obtenemos E = 1,88×10^(15) [J], es decir, el número 188 seguido de trece ceros: E = 1.880.000.000.000.000 [J]. En palabras, la cifra anterior es mil ochocientos ochenta billones de unidades energéticas (Joule).

Termodinámica de la muerte

El análisis de un fenómeno termodinámico requiere de la teoría de sistemas para definir algunos parámetros. De este modo, un sistema es una parte del Universo que representa, a nuestros ojos, un interés particular y especial. Por oposición, los alrededores del sistema corresponden a la parte del universo que no está contenida en el sistema.

Por otro lado, un proceso se dice espontáneo si su ocurrencia se ve energéticamente favorecida por una disminución de cierta magnitud termodinámica, la energía libre. Esta energía es distinta de lo que se denomina comúnmente como energía interna del sistema, la que corresponde a otra magnitud termodinámica de interés. Normalmente, las reacciones físicas, químicas, bioquímicas, etc., utilizan como patrón de espontaneidad los valores de energía libre, dado que ésta es una medida más directa del trabajo efectivo que puede ser realizado a través de dichas reacciones. Por ende, no carece de sentido asociar la energía interna de un sistema a aquella propiedad que lo mantiene íntegro.

Convendremos que una disminución de la energía libre, en general, implica una pérdida de energía por parte del sistema, el que cede esta energía a los alrededores toda vez que ella no se utilice para efectuar un trabajo. En nuestro caso específico, es necesario hacer una equivalencia entre la energía libre del proceso de fallecimiento y la energía interna del alma. Si consideramos que la muerte es un proceso termodinámicamente irreversible (es decir, que ocurre en un solo paso, en ausencia de equilibrio, y cuyas condiciones finales son estables), el sistema, que para el caso es el cuerpo humano, posee un exceso de energía interna que lo desestabiliza, ordenándolo constantemente e impidiendo que la materia que lo compone alcance su estado de mínima energía en el menor tiempo posible. Esta oposición organizadora se manifiesta, en términos bioquímicos, en la dinámica de incorporación de energía al sistema, mientras se encuentra vivo. Sin embargo, es sabido que los mecanismos celulares, que generan un orden superior a partir de elementos menos ordenados, utilizan intermediarios que desgastan la maquinaria bioquímica al punto de iniciar un proceso acelerado de desorganización que se manifiesta finalmente en la muerte, una vez que el sistema pierde más energía de la que puede incorporar.

La muerte, entonces, sobreviene en el momento en que el sistema sufre un colapso energético, que se expresa termodinámicamente en un proceso irreversible, infinitamente rápido, en el que la energía libre liberada a los alrededores es equivalente al valor de la energía interna del principio especial de animación de la materia viva, es decir, el alma. Para que este proceso sea termodinámicamente válido, debe ser adiabático, es decir, no debe haber transferencia de calor desde el sistema a los alrededores, lo que se comprueba experimentalmente. Esto no implica, empero, que luego de producido el deceso la temperatura del cadáver no pueda descender, fenómeno que también se observa en la realidad; esto ocurre debido a fenómenos químicos en los que progresivamente se alcanza un equilibrio dinámico (es decir, un estado de mínima energía) en los componentes físicos del sistema, pero que ya no son dependientes de la energía interna del principio de animación de la materia viva, sino exclusivamente de las leyes físico-químicas que gobiernan los fenómenos asociados a cuerpos inertes.

Conclusiones

De la exposición antecedente, se concluye que la ecuación de Einstein de equivalencia masa-energía es un modelo adecuado para interpretar termodinámicamente la muerte de un ser humano como un proceso espontáneo, es decir, energéticamente favorecido. El valor de la energía liberada por la muerte, es decir, la pérdida del alma de un individuo humano, calculado con valores determinados experimentalmente, se aproxima a 1,88×10^15 Joule; se deduce fácilmente la magnitud de la espontaneidad del fenómeno descrito. La muerte es, además, un proceso adiabático e irreversible; sin embargo, la disminución de la temperatura observada en un cadáver corresponde a un fenómeno de equilibrio químico que se alcanza progresivamente, con posterioridad a la muerte del sujeto, de modo que es un proceso independiente de la energía interna del principio de animación de la materia viva y que se rige exclusivamente por leyes físico-químicas.

9 comentarios:

Luisa Ballentine dijo...

Chanflex.

No puedo ser más tarada (no me instes a probarlo). Entendí el 10%, ¿el cuerpo expulsa al alma para lograr su equilibrio energético?

No soy tu público objetivo.

Pero no importa. Soy el público que te quiere y te deja un besurro.

Anónimo dijo...

Excelente. Nada mas que decir.
A pesar de los caminos separados que tomamos, sigue nuestro gusto por hacer saber lo que pensamos.
Saludos.

Anónimo dijo...

Don Patricio:
debo decir que leer esa columna, me volvio a producir lo que me pasa cada vez que me acuerdo de ti por alguna razón o sin razón; tu cerebro no se condice con el colegio donde te conocí. El mío tampoco. El de Piero menos. pero, vos te distinguís de una manera fascinante pibe. y al leer la colummna, recuerdo la complicada concepción de la muerte para el Derecho....juridicamente, la muerte es considerada un proceso, no un instante, y con plena abstracción, por regla general, de los fenomenos incidentales como los que has descrito. Ahora bien, el merito de la citada columna, es toal y taxativamente indepediente del comentario juridico, porque este, merece columna y costal aparte. ojalà nos podamos parlar, te dejo mi mail: secretariadobilingue@hotmail.com

Anónimo dijo...

Que peculiar, el profesor de fisico química nos hizo una pregunta estrechamente relacionada,y ahora que viene a caso hago notar lo siguiente: cómo es posible que dos evento en aparente contradicción puedan ser, ambos a la vez, (dado que ocurren) termodinámicamente favorables, con estos dos eventos en parente contradicción me refiero a la vida y a la muerte, o al nacimiento y a la muerte si se prefiere.
Ojalá algún discípulo de la regla, la ciencia y Einstein ( o más) lo pueda contestar...(si la repuesta aún no existe o no me adelanto yo...je)

Anónimo dijo...

Tremendo!...

Tremendo!!...

No puedo hacer crítica científica, pero me manejo (debo ser humilde) en los conceptos que usas (y en los que no, pues que me los explicabas)...

Uno acá preocupándose de calentar carne en el microondas y de que no se le quemen las papas fritas... Y todas estas bestialidades científicas ahí, riéndose de mi cotidaneidad...

Saludos!...ø

Anónimo dijo...

...debo aclarar...es un texto netamente científico...es fácil comprenderlo cuando estás inmerso en su mundo...como bioquímico me alegro de saber que la muerte está dentro de las posibilidades del equilibrio natural...y si es así...es algo más para que este planeta llegue a un estado de un intercambio gibbs cercano a cero...ya que si se acaba, no seremos capaz de seguir ocupando el internet...
...referente a la disminución de la temperatura...sabemos que es un propiedad intrínsica de la materia (ley cero de la termodinámica) y que donde hay diferencias de energía como calor, es porque hay una diferencia de temperaturas. Cabe decir que la temperatura del cuerpo al fallecer está en equilibrio con la del ambiente alrededor y si mientras más frío están los alrededores, más baja será la temperatura a la cual llega el cuerpo inerte...y si más frío es porqué más energía ha liberado...y si más energía ha liberado, entonces más masa a perdido...por lo tanto el alma en lugares más fríos posee una masa más grande...no me extraña que las personas del polo sur sean mejores personas por poseer un alma más robusta...se nota que la temperatura de la habitación del señor bush se encuentra cercana a los 37 grados celcius...con todo el respeto entre persona...


...saludos...


...pasaré más seguido por acá...

Anónimo dijo...

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edgardodobrinin@gmail.com dijo...

Amigo creo muy sincera y que abriras un camino en este estudio,aunque me parece un tanto apresurada tu conclusion....ej habria que ver si en el cambio de estado con el cambio de temperatura no se pierden o se expulsan otros procesos cuyaa sumatoria daria esos gramos...no se gases..o el paso y el cambio de las nucleoproteinas ....o la cristalizacion de liquidos...que cambien su peso especifico...aunque fuera del cadaver eso no se de.....otro punto......tienes que especificar quienes hizo y con que aparatos y donde,que universidad o que corporacion,...quienes repitieron esas mediciones y en que sistemas de referencia las mediciones que dio esos 21 gramos de perdida que tu significas como el alma que se ''fue''....en la decada del 80 nuestro ex-grupo genesis tenia como lema ''saquemos la muerte al medico,pues este en 30.000 años no supo decirnos absolutamente nada y llevemosla a ciencias exactas....nos patrocinaba el SARCU.saludos...te escribo porque es uno de los dos temas que investigamos el otro la inteligencia no humana de seres vivos y sus sociedades.ambas investigacione tienen en comun el hecho que no dejamos afuera la caja de orden homeostatica cuantica de reconocimientos por pulsos gravitatorios o como todavia dicen cerebro...claro pero cohhrxpg indica que hay millones o billones en cada muerto que no se fue a ningun lado sino que sigue trabajando y sigue teniendo comflictos...bueno y algunos axiomas que lo acompañan.

Anónimo dijo...

Todos deben estar equivocados...Decía Wittgenstein que de lo que no se sabe, mejor no hablar...soy critico de las ESPECULACIONES