10 de septiembre de 2005

Así son las cosas

Así se llama el último disco de Fito Páez: Moda y pueblo. No es que importe mucho, en todo caso; la cosa es otra. Esto de los blogs me sorprende (inevitable reflexión de entrada a la nación de la posmodernidad cibernética), al punto que dar vueltas por entre los sitios de gente como Mauricio Hofmann, Clara Szczaranski, Rafael Cavada o Ricardo Lagos (sí, el que viste y calza) me ha empujado a entrar a estas lides. No existe ningún resabio de adscripción a la moda de los blogs, pues uno debería ser consciente de que después de estas breves explosiones las cosas cambian, la curva pasa por su punto de inflexión y, entonces, la derivada se hace cero en el máximo; y luego viene Newton a poner las cosas en orden.

Pero lo de escribir no es tan nuevo. No sé si esto vendrá a reemplazar al
Fotolog, pero la idea es algo así como darme un tiempo, de vez en cuando, para pensar un poco. Siempre me ha parecido muy necesario. Lo es. He intentado poner el discurso en práctica, y quienes se han dado costalazos leyendo los enormes textos que hago pasar por pie de foto lo saben bastante bien. He leído a bastantes conocidos que se avergüenzan o que piden disculpas por escribir "demasiado", y a decir verdad no lo entiendo. Es, quizás, la aversión a leer: la más horrorosa de las patologías del planeta (fuera del calentamiento global), al menos en las regiones menos favorecidas por el intelecto y más seducidas por el mercado, es la alergia a la lectura. Nos quejamos de la educación, del Tercer Mundo, de nuestro eterno país-epígrafe ("en vías de desarrollo"; lea "Los idiotas de laboratorio" en Lo que dejó la ola, la columna de PM en Versión), pero es poca la gente que lee algo distinto a LUN.

(Tengo que hacer algunas excepciones con los columnistas que van siempre en el culo del diario, detrás de la sección Tiempo Libre, y que son la única razón por la que pagar $300 tiene algún sentido, fuera de la escasez de papel higiénico.)
Y bueno, así son las cosas. Pero hace ya tiempo que me aburrí del "es lo que hay". Así son las cosas, pero si el mundo se pudre es porque la gente se queda quieta. ¡Y sí, la ciencia nos ha confirmado que la Tierra, algún día, desaparecerá del Universo! Buena razón para decir que ya no hay nada que hacer. Cuando la gente piensa así es porque hay gobernantes que piensan así, que no firman los protocolos internacionales para disminuír la velocidad del calentamiento global, que dejan morir a la gente y esconden informaciones importantes. Nos queda tiempo, aún.
¿Voluntarios?

1 comentario:

Anónimo dijo...

te felicito por tus comentarios, por la extensión de tus textos, y especialmente por la página de "telperos"; me encanta.